Cuando se solicita un microcrédito digital, muchas personas solo piensan en el monto prestado y en la fecha de pago. Sin embargo, el costo total del préstamo incluye una serie de elementos que pueden aumentar considerablemente la cantidad que deberás devolver. Entender cómo se compone ese costo es esencial para tomar decisiones financieras informadas. El primer componente del costo es la tasa de interés ordinaria, que puede ser diaria, semanal o mensual. En el caso de los microcréditos, es común que se apliquen tasas diarias que van del 1 % al 3 %. Esto significa que, si tomas un préstamo de $2,000 pesos a una tasa del 2 % diario por 15 días, pagarás $600 de intereses. El segundo componente son las comisiones adicionales. Muchas fintechs cobran una comisión por apertura o disposición de fondos, que suele oscilar entre el 3 % y el 10 % del monto otorgado. Algunas la descuentan directamente del dinero entregado, otras la suman al total a pagar. También puede haber una comisión por uso de ciertos métodos de pago, como tiendas de conveniencia, que agregan entre $10 y $30 por operación. El tercer componente es el IVA, que aplica sobre los intereses y comisiones. Aunque el capital no paga impuestos, sí lo hacen los servicios financieros. Por ejemplo, si los intereses y comisiones suman $800, el IVA será de $128. El cuarto elemento es el Costo Anual Total (CAT), una referencia obligatoria que agrupa todos los costos expresados en un porcentaje anual. Aunque útil para comparar, no refleja con precisión los pagos reales en microcréditos, que se otorgan a muy corto plazo. Otro gasto potencial es el interés moratorio, que se aplica si no pagas en la fecha límite. Estos intereses pueden ser más altos que los ordinarios, y se acumulan diariamente, además de generar cargos por cobranza. En algunos casos, también se incluyen servicios opcionales, como seguros, alertas por SMS o acceso a promociones, que incrementan el costo si los aceptas durante la solicitud. En resumen, un microcrédito no cuesta solo lo que te prestan: incluye intereses, comisiones, IVA, recargos y otros elementos. Antes de aceptar, exige el cálculo total, verifica la suma final y asegúrate de que puedes cubrirla sin comprometer tu estabilidad financiera.